28 mayo 2006

Sofista

Podría pasarme la eternidad cavilando acerca de porqué nos pasa lo que nos pasa. Podría estar dos veces el valor de la eternidad sin llegar a una respuesta, o a una conclusión, lo que en este caso viene a ser lo mismo.
Un juego dialéctico a la manera de Borges nos diría que si bien la cantidad de conclusiones es inabarcable, también lo son el número de hombres a lo largo del tiempo, de tal manera, que las unas y los otros siempre encuentran su correlato. Puedo aseverar que todos los hombres dan la suma de la biblioteca de Babel. También tengo la certeza de que un solo hombre nos refiere a algo más complejo, puesto que, el número infinito depende de su atributo: la infinitez; en cambio un solo hombre depende de su propia existencia. En tanto en el número infinito conformamos un eslabón más en la escalera hacia lo indefinido, en lo personal solo nosotros entendemos el laberinto sin fin que refiere el solo hecho de existir. Borges creó un universo llamado biblioteca, que a la vez refería a la humanidad entera y a la nada. Referí laberinto en cohesión con existir, pero ¿es dable de llamar de tal manera a lo signado por el azar? Con esto no digo el azar absoluto, ya que así se convertiría en un nuevo tipo de dios; sino más bien al azar subjetivo, mi porción de azar. Se puede opinar o no de la misma manera, pero lo cierto es que hasta la muerte comienza a existir una vez que se toma conciencia de ella.

Seguir Leyendo...

Diciendo lo anterior, casi con vergüenza, tengo que reconocer que tuve dos grandes maestros: Uno, el de los libros, Federico Nietszche; el otro, el de la vida, el licenciado Daniel Guerra. Ambos me fueron defraudando con el correr del tiempo; el primero, debido a que el “Anti-método” nietzschiano desemboca en el nihilismo. Nosotros, los que adoptamos alguna vez su filosofía, escondíamos este hecho evidente detrás de otra palabra: Vitalismo con mayúsculas, volviéndonos farsantes, retornando a la estructura que tanto pregonamos por destruir. Hoy en día tiendo a creer que es posible un vitalismo real, alejado del nihilismo final, aunque temo estar siendo ingenuo en esta postura. Con todo, no podemos negar la genialidad de las premisas nietzschieanas donde la pars constructiva y la pars destructiva forman una única entidad. Con una conjetura al estilo del gran pensador, podemos decir que solo se divisan nuevos horizontes rompiendo las descaradas paredes del gran templo.


El otro, un ferviente aristotélico, de los que ya no quedan, el mismo que me introdujo a la Metafísica en mis 16 años. La desilusión fue inexorable, porque la vida y el transcurso de la vida lo son. El siempre creyó que la verdad se encontraba en la realidad; por lo cuál, ambos, Verdad y Realidad, se sostenían como valores absolutos. Yo siempre supuse lo contrario, que son términos nominales, de importancia dialéctica o retórica, pero sin valor real; que históricamente identifican un vector de poder. Así, no es la realidad lo que fundamenta la verdad, sino lo inverso, es la verdad –inculcada- lo que estipula la realidad vivida. Claro que con todo esto estamos hablando de una realidad que trasciende los átomos, las moléculas, y las piedras; estamos hablando de algo quizás más importante: de la concepción del pensamiento.

Daniel, con todo el afecto que un alumno puede sentir por su maestro, desapareció de mi vida hace varios años ya, sin embargo tengo la certeza de que su pensamiento no ha cambiado un ápice en todos estos años. El seguirá hablando de causas eficientes, y finales, escribiendo con su letra redonda, que “Todo hombre, por naturaleza, desea conocer”, y que la Verdad es una sola. También creo que aun se sentirá decepcionado de este mal alumno, que siempre vio las cosas de manera harto distintas. Aun recuerdo cuando con sorna me llamaba “Sofista”, término que adopté, pero dándole una significancia positiva, como para que su derrota no fuera ya complementaria, sino total.

Aun, después de tantos años, miro hacia atrás, y veo a aquellos dos grandes hombres –cada cual a su modo-, con los que alguna vez estuve de acuerdo. Y aunque hoy nuestras diferencias son tajantes, no puedo dejar de divisarlos con cariño, así como los ancianos recuerdan su infancia en esa tierra lejana y ya cubierta de malezas que se llama inocencia.

24 mayo 2006

Confrontaciones

Estos dos breves escritos fueron publicados en un foro hace ya demasiado tiempo. Hoy vuelvo a releer y decido ponerlos aquí.

Nada de esto sería posible sin la ayuda de mi entrañable amigo José Manuel Aznar Baigorri, quien a la distancia de un oceano a ido recopilando estas brevedades que he desperdigado por la web, y a mantenido mi mente lúcida en los tiempos de interminables tormentas.

A él, a los amigos, y sobre todo a los caidos en el juego del ejercicio de la vida, van dedicados estos dos pequeños fragmentos de un tiempo anterior al presente.

Seguir Leyendo...

1)

En este momento me encuentro algo dubitativo al respecto de la voluntad, Arthur Schopenhauer es uno de mis filósofos preferidos, pero bueno, el verdadero conocimiento proviene de la confrontación crítica. Tiendo a pensar que la "fuerza vital" se mueve a través de la búsqueda. Aunque no búsqueda entendida como medio, sino en si misma, como irracional e inconsciente, que existe por si misma, más allá de un objeto. Llamar a esto, acto de voluntad, sería erróneo, puesto que al fin, todo acto de voluntariedad proviene de la racionalidad del actor; he aquí el primer punto de confrontación con Schopenhauer. Lo mismo pasa con el acto de Fe, siendo este irracionalmente lucido en la experiencia mística. El problema consiguiente es que si el acto de búsqueda se da como (digamos) "sensación" o como "percepción" no racional, es una búsqueda infinita... el acto de hallar se torna un imposible, es esto lo que al fin concibo como "causa dinámica existencial". El hombre le pone imágenes a esa percepción o sensación, digamos, un (x) trabajo, una familia, una posición social, el amor, el odio, y millones de etcéteras; pero cuando el objetivo aparente se encuentra medianamente cumplido, vuelve aquel vacío primordial, aquella necesidad de algo. Aun no elucido el fin, quizás esto sea dable de observar en lo que se denomina mentes alteradas donde la pulsión de vida ya no es primordial (esto puede sonar a sofisma, y es muy probable que lo sea; aun sigo trabajando en esto). Pero pienso, cada vez con mayor fuerza, que en el hipotético momento en que se descubre aquel mentado final, se agota aquello que nos mueve: Causa dinámica existencial.

Decir que la especie toda, se orienta hacia una única búsqueda es pecar de puro idiota, en esto soy plenamente subjetivista... tantas búsquedas como personas en el mundo. No hay reglas universales en estas cuestiones.

Aunque todo esto contiene una ruptura intelectual, que es el hecho de estudiar un avatar irracional desde un punto determinado de racionalidad (no encuentro termino mejor para exponer la idea... no se entienda como racionalismo).

En una conclusión basada en estas premisas poco elaboradas aquí, podría suponerse el enfoque existencialista del hombre (a la manera de Sartre, o más extremo como Camus).

No creo que el desarrollo termine adoptando esta corriente.

2)

Pensemos en una búsqueda o mejor dicho en la percepción de una búsqueda sin objeto definido (o sin objeto en absoluto), a priori tendremos una gran elucidación: La angustia. También dijimos que si la búsqueda es inconsciente e irracional no puede ser ni voluntad ni fe. Pero la pregunta a contestar es: ¿Por qué angustia? Bueno, justamente denomino a esta no como un estado racional, sino como un estado de sensación o de percepción (el termino que utilizo es el de Presensación aunque me evito de emplearlo aquí debido a las interpretaciones que pueda llegar a motivar, por nuestras breves diferencias de la utilización del lenguaje producto de la nacionalidad). De esta manera tendríamos un factor efectivo que se mueve en la misma esfera que lo anterior, lo irracional. Si la búsqueda es aparentemente infinita, sin destino u objeto, donde en el albur de llegar a la ideación priorística de la meta mueve las "cosmovisiones", entonces esto tiende a generar un sentimiento negativo debido a la falta de concreción, a la falta justamente del fin (podríamos aquí parafrasear a Aristóteles diciendo Causa final, aunque dudo de si sea un termino correcto).
Este sentimiento negativo seria la Angustia, la necesidad de algo que vez tras vez se nos escapa. Ahora bien, la Angustia no tiene que ser un sujeto puramente negativo, en mi manera de concebirla la encuentro como el elemento cohersitivo de la búsqueda en si. En este momento que es a posteriori se encuentra la duda trascendental ¿Es la búsqueda producto de la angustia o la angustia producto de la búsqueda? Bueno, como he explayado anteriormente, desde mi punto de vista, es la segunda opción, pero también es una interrelación. La búsqueda está, nos mueve; pero también nos mueve la necesidad de salir de la angustia, y la única manera posible de hacerlo es buscando, regenerándose el circulo una y otra vez.

10 mayo 2006

El otro Asterión

Hoy es uno de esos días. El mundo no deviene aun en pedazos, pero lamentablemente conozco estos momentos… Soy el grotesco del sur, y el sur se encarga de recordármelo vez tras vez.

Muy pocas personas de las que forman mi círculo adivinan que mi carácter varía según la disposición y la eventualidad, como una máscara en un eterno baile de disfraces. Esto no se debe a un afán de agradar, cosa que, de hecho, es improbable. Quizás sea producto de los profundos años de soledad, y de una carrera medio estúpida en tratar de evitar que el mundo descubra mis estados de tristeza elemental frecuentes, tristeza sin lágrimas, que no tiene salida. Entonces la variabilidad se encuentra entre pedante, lacónico, gentleman, troglodita, ácido, cáustico, imbecil, sagaz, adulto, infantil, inestable, posesivo, erudito-irritante, ignorante-en-pleno, litúrgico, agnóstico, liberal, polemista… según lo amerite la situación.

Seguir Leyendo...

En los abismos de mi alma hay más silencios que palabras. Y hoy, solo una persona es capaz de tender un puente para salvar aquellos cataclismos y encontrarse conmigo. Una persona que entró como contradicción, y logró vencer mis poderosos mecanismos de evasiva.

Mis laberintos han sido quebrados por segunda vez, y al final solo estoy yo, sin magias. Hay quienes dicen que el temor es procedente de la fisiología, que su función es poner en alerta al resto del sistema acerca de un peligro. Da la casualidad que las novedades, por el mero hecho de ser novedosas, son desconocidas, y tienden a catalogarse como noxas posibles, pero ¿Qué puedo hacer? No puedo huir, creo que tampoco deseo hacerlo… más allá de todo, creo que siempre estuve esperando este momento, como Asterión… eso es ¡Bienvenidos a la Casa de Asterión! Aunque, en si, todos sabemos que su alegría se fundamentaba en que elucidaba su final, o el de su soledad, ... o el final de su soledad... lo que, al cabo, es lo mismo.

¡Que diablos! No soy cobarde, nunca lo he sido, y aquellos entes que intentaron conjeturarlo han terminado bajo el fuego de mi dialectica –a veces- feroz. Si el final ha de llegar de esta forma… que lo haga, ya dije que no deseaba huir.

De todas maneras, y como dice una premisa que me parece inapelable “El tiempo aleja el dolor, el rencor, el amor, y hasta el desamor. A lo sumo, solo deja un puñado de buenas bandas”.

06 mayo 2006

Sábado 6:30 am.

La vida no me besó en la boca, primero me acarició el hombro preguntándome si aun estaba dispuesto a vivirla.

Vi sus ojos, sonreí. Temí por la existencia real del abismo y por su permanencia metafísica durante el periodo que llevaría mi ausencia.

Un brillo despejó la incertidumbre, fuimos instantáneamente inmortales. Dos segundos del tiempo de la inmortalidad de un Dios que siempre se negó a aparecer.

El beso fue posterior, casi circunstancial, cuando la despedida era inminente y la noche ya se anunciaba.

Sé que, quizás, solo vos podrías comprender el verdadero sentido de mis enigmas de ecuaciones, arbitrariedades, y palabras.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...