07 diciembre 2007

Mientras tanto

Que si, que estoy bien, que la mano todavía me responde -ketorolak mediante-, que sólo estoy agotado, recontrapodrido de escribir, tanto así que veo un teclado y me dan ganas de llorar. Que si, que vengo absolviendo bien el golpe de que Joaquín haya dejado los pañales y de que me diga que ya es un nene grande aunque todavía se me cuelgue a upa; si, también sigo pensando que es un milagro de la naturaleza con sus ojos azules despejados y su vocecita recriminadora cuando no me afeito.

Que si, que fui al médico y que desde la Marie nadie me había pegado tal reto y con tal insolencia. Había que verlo con su metro cincuenta y su barriga, con las mejillas sonrosadas de gordito pederasta, esgrimiendo el dedo índice con toda la sapiencia aparente de quien la ausculta frente al espejo... En fin, dijo que debo parar con el trajín si pretendo llegar a los treinta y cinco. Terminé por creerme la advertencia, pero aun no sé por cuánto tiempo, ya que aunque intento no puedo desprenderme de mis raíces filosóficas.

En fin, en los próximos días estaré escribiendo y eso es lo que nos importa a todos.
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