16 junio 2008

12-06-2008

Mi padre merece las más bellas palabras de la literatura, pero lamentablemente no puedo transformar los gritos y el desgarro en lineas armoniosas, quizá algún día pueda, pero hoy no.

Por esto, la casa se encuentra cerrada hasta nuevo aviso.

A la memoria de mi padre, 15-03-1941 / 12-06-2008.

02 junio 2008

There are more things… -edición-

18.10, hora pico. El TV institucional señala que la frecuencia horaria es la correcta, que cada subte debe partir cada 3.25 minutos, más que un anuncio, una aseveración, cada formación parte cada 3.25 minutos. Sin embargo, los minutos pasan y todos seguen allí, en el clima caluroso y opresivo de la estación 9 de julio y con un tren parado, atiborrado de personas. Desde la línea C llegan contingentes sin cesar, también desde la B, y cuando la estación fue un río de gente y sudor, el altoparlante anunció sin ningún tipo de emoción “La línea D se encuentra con demoras”.

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Se escucharon las primeras quejas con un dejo de resignación, y el mal humor que podía adivinarse cuado el retrazo era sólo una conjetura se convirtió en realidad. La gente se impacientó, algunos se fueron, prefirieron la larga caminata por la Buenos Aires fría antes que los codazos involuntarios y el apretujamiento sedicioso, metodológico, empresarialmente irresponsable. Otros se conformaron con putear, porque el insulto libera la tensión y la génesis destructiva; pero el insulto hacia subte, hacia la patria y hacia dios, por lo general en ese orden, se ve empujado por el odio de sentirse burlado todos los días a las 18, no por la búsqueda de una acción que busque cambiar la rutina. Así, la bronca se redime como una lluvia de improperios hacia lo que esté por delante sin generar ninguna acción.

15 minutos de demora, el clima se caldeó. Una señora de cartera roja y con la frente perlada de sudor comenzó a desvanecerse sobre un caballero de sobretodo marrón que, en un gesto típicamente argentino, comenzó a desplazarse hacia el lado contrario con unas muecas que hicieron evidente su aprensión a verse tocado por la transpiración de otro. Un murmullo incómodo comenzó a correr entre los usuarios fastidiosos, ‘una señora se desmayo’ se escuchó desde dentro de la formación. Nadie se preocupó demasiado.

El ritmo maquinal del altavoz se amalgamó con el tumulto de una horda encendida de viajantes indignados y una mujer desmayada. Las mujeres que se desmayan tienen estilo, suelen hacerlo cuando las situaciones apremian, sea el apretujamiento del subterráneo, la novela de las dos o el aire lívido de cólera por la falta de respeto generalizado. Otras señoras se mostraron escépticas y desde un lugar indefinido, con la prestancia del anonimato maledicente se escuchó, ‘¡mirà lo que hace esa yegua para conseguir asiento!’.

Al fin, cuando el odio dio paso al asco y este a la resignación, los ánimos amainaron. Minutos después el tren cerró sus puertas con lentitud y dificultad, como queriendo despertar de un letargo y todos respiraron hondo, más por una reducción espontánea del espació que por una feliz satisfacción. Era un milagro criollo, el subte salía… 30 minutos después. El subte partió, quejumbroso y pestilente, rumbo a esa otra nada que es la Buenos Aires subterránea, mientras el altavoz repetía con un ligero sonido metálico “Señores pasajeros, la línea D se encuentra con demoras”.

La demora, sugiere un hecho inusual, una alteración de lo cotidiano, una afrenta azarosa del destino. La repetición de lo inusual se transforma en chabacano, en un insulto que visto por otros podría pasar por un gag de comedia costumbrista. Sin embargo, el traqueteo lento de la máquina sobre las vías lo absorbe todo con una ensoñación extravagante, la bronca, el desprecio, la gente, el cronista… lo único importante es llegar a casa.

01 junio 2008

Las desventuras de la tía Josefa

Un par de veces al año, la tía Feinmann rompe la hibernación, se restriega las lagañas y hace como que despierta. Así, perdido entre el ostracismo del sueño y la cruda realidad, disparó dos o tres diatribas con una retórica un poco angosta, balbuceando, con la lengua acalambrada de tanto lamer botas.

JOSÉ PABLO FEINMANN, filósofo: “Yo detesto el blog, estoy en contra del bloc (Sic), no hay pelotudo que no tenga un bloc (Sic), y ponelo en negrita. En la Argentina no hay un pelotudo que no tenga un bloc (Sic), así que no entro en un bloc (Sic) así nomas. La mayoría de los que escriben blocs (Sic), un buen jefe de redacción les daría una patada en culo y los echaría por la pésima prosa que tienen. Es decir, no es cuestión de: “ah, yo no escribo en ningún diario, en ninguna revista, voy a poner mi bloc (Sic)”. No flaco, hay que saber escribir también, sino no le hagas perder el tiempo al que te lee, no lo agredas con tu mala prosa. Ese democratismo me parece realmente agraviante con el lector. (…) En realidad, a mí nunca me entusiasmo la Feria del libro, yo no vengo a la Feria del libro (...) La Feria del libro es un gran circo en el cual millones de personas pasan, miran, compran algo, compran muy poco y después no compran un libro en todo el año. Ven mil veces más a Tinelli de lo que… y si leen, leen a Paulo Coelho, a Bucay y otras basuras por el estilo. Así que a mi no me parece alentadora la Feria del libro. Creo que es una especie de burbuja que ilusiona a la gente”.
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