Cierta vez, el Cebolla, quien si bien no era al más ilustrado sí era el muchacho más sabio de la barra, junto los dedos haciendo montoncito y con un movimiento pendular claramente estudiado les retrucó a unos pibes que rumbeaban vestidos de “paisa” a “La peña del colorado”: “Eh, manga de giles, si todavía se piensan que la chacarera es folclore, háganse coger a máquina”.