02 junio 2008

There are more things… -edición-

18.10, hora pico. El TV institucional señala que la frecuencia horaria es la correcta, que cada subte debe partir cada 3.25 minutos, más que un anuncio, una aseveración, cada formación parte cada 3.25 minutos. Sin embargo, los minutos pasan y todos seguen allí, en el clima caluroso y opresivo de la estación 9 de julio y con un tren parado, atiborrado de personas. Desde la línea C llegan contingentes sin cesar, también desde la B, y cuando la estación fue un río de gente y sudor, el altoparlante anunció sin ningún tipo de emoción “La línea D se encuentra con demoras”.

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Se escucharon las primeras quejas con un dejo de resignación, y el mal humor que podía adivinarse cuado el retrazo era sólo una conjetura se convirtió en realidad. La gente se impacientó, algunos se fueron, prefirieron la larga caminata por la Buenos Aires fría antes que los codazos involuntarios y el apretujamiento sedicioso, metodológico, empresarialmente irresponsable. Otros se conformaron con putear, porque el insulto libera la tensión y la génesis destructiva; pero el insulto hacia subte, hacia la patria y hacia dios, por lo general en ese orden, se ve empujado por el odio de sentirse burlado todos los días a las 18, no por la búsqueda de una acción que busque cambiar la rutina. Así, la bronca se redime como una lluvia de improperios hacia lo que esté por delante sin generar ninguna acción.

15 minutos de demora, el clima se caldeó. Una señora de cartera roja y con la frente perlada de sudor comenzó a desvanecerse sobre un caballero de sobretodo marrón que, en un gesto típicamente argentino, comenzó a desplazarse hacia el lado contrario con unas muecas que hicieron evidente su aprensión a verse tocado por la transpiración de otro. Un murmullo incómodo comenzó a correr entre los usuarios fastidiosos, ‘una señora se desmayo’ se escuchó desde dentro de la formación. Nadie se preocupó demasiado.

El ritmo maquinal del altavoz se amalgamó con el tumulto de una horda encendida de viajantes indignados y una mujer desmayada. Las mujeres que se desmayan tienen estilo, suelen hacerlo cuando las situaciones apremian, sea el apretujamiento del subterráneo, la novela de las dos o el aire lívido de cólera por la falta de respeto generalizado. Otras señoras se mostraron escépticas y desde un lugar indefinido, con la prestancia del anonimato maledicente se escuchó, ‘¡mirà lo que hace esa yegua para conseguir asiento!’.

Al fin, cuando el odio dio paso al asco y este a la resignación, los ánimos amainaron. Minutos después el tren cerró sus puertas con lentitud y dificultad, como queriendo despertar de un letargo y todos respiraron hondo, más por una reducción espontánea del espació que por una feliz satisfacción. Era un milagro criollo, el subte salía… 30 minutos después. El subte partió, quejumbroso y pestilente, rumbo a esa otra nada que es la Buenos Aires subterránea, mientras el altavoz repetía con un ligero sonido metálico “Señores pasajeros, la línea D se encuentra con demoras”.

La demora, sugiere un hecho inusual, una alteración de lo cotidiano, una afrenta azarosa del destino. La repetición de lo inusual se transforma en chabacano, en un insulto que visto por otros podría pasar por un gag de comedia costumbrista. Sin embargo, el traqueteo lento de la máquina sobre las vías lo absorbe todo con una ensoñación extravagante, la bronca, el desprecio, la gente, el cronista… lo único importante es llegar a casa.

6 comentarios:

C. dijo...

que texto tan de mierda... me estoy poniendo definitivamente viejo

ana dijo...

No creo que el texto sea de mierda, lo que sí creo es que describe perfectamente una pequeña parte de la gran mierda que nos está tapando a los argentinos. Y que te estás poniendo definitivamente viejo ... Nooooooooo, es temporal, se va a curar.
Abrazo largo,ya sigo, anduve perdida, sin rumbo por la vida y ahora debo recuperar las lecturas perdidas

José María Marcos dijo...

Gracias por el mensaje.
Escuche chusmeando un poco los blogs, y volveré.
¡Es buenísimo lo de Feinmann y el bloc! No lo había leído.
Saludos,
jmm.

José María Marcos dijo...

Gracias por el mensaje.
Escuche chusmeando un poco los blogs, y volveré.
¡Es buenísimo lo de Feinmann y el bloc! No lo había leído.
Saludos,
jmm.

José María Marcos dijo...

Fe de ratas:
Donde puse "escuché chusmeando" quise poner "estuve chusmeando".
Lo que pasa es que también estuve escuchando la música de tu otro blog.
Hablando de los efectos de la vejez...

C. dijo...

Ana de letras: Cuando la mierda nos llega al cuello sólo nos queda cantar...
quiero poesías.

josé María: con los años uno aprende a pifiarle a las palabras con elegancia, sino en qué nos convertiríamos... ¿en Feinmann?
Gracias por la visita!

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