15 marzo 2009

Dualidad

Para cuando Argos regresó, el mundo había cambiado y ya no podía comprenderlo.
Se aclaró la garganta y con su voz atronadora, dijo, "existe fuera del tiempo un dios y dentro del tiempo otro dios. De aquel no podemos decir nada -ni siquiera su nombre-, porque pertenece a otro campo, a un lugar inconjeturable al que miles de años de meditaciones no pudieron acceder. De este, que rige nuestras vidas y conforman uno con él, puede llamárselo voluntad. Toda vida se rige por la voluntad. Ese es nuestro único absoluto". Pero nadie le prestó atención ni se conmovió por aquel timbre de voz que tiempo atrás hacía temblar los cimientos de la tierra. El mundo había cambiado y era abominable.

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