19 febrero 2008

Argos y el confusionismo

A veces la vida me sonríe y, precisamente en esos momentos, es cuando siento las ganas ulcerantes de arrancarle los dientes de una sola bofetada por todos los otros momentos.

Otras veces la vida y la vecina me sonríen y, como se debe, tomo mi disfraz con aires de héroe raudo, como de las películas de Charles Bronson y las ignoro, porque le sonríen a todo el mundo, y porque lo que es público de esa manera, se convierte en la redundancia de tantas otras camas, que forman un eco resuelto en el olvido, como es de merecer en las vecinas y en las madrugadas de juerga salvaje.

4 comentarios:

ana dijo...

Si la vida y la vecina te sonrieran sólo a vos por y para siempre, te juro que les arrancarías los dientes para que dejaran de hacerlo (sería: rutina sonrisera). Abrazo amigo o Abrazo, amigo.

lagave dijo...

Tengo un día fatal. Una sucesión imparable de días fatales, más bien.
Si hay que arrancar los dientes a bofetadas a la vida, cuenta conmigo,ya que "estoy jodida, pero no contenta" O viceversa.
Si sobra un vecino sonriente, un disfraz de¿Ginger Rogers? ¿la mujer de Tarzán? ¿aunque sea de vecina descerebrada? me lo pasáis, porfa.
No puedo salir así, a pelo, a la calle, no puedo. Achuchones a todos.

C. dijo...

Ana: El hecho de que le sonrían sólo a uno tendría el hipotético encanto de poder refregarselo a los demás por la cara, despues es como todo...
PD. Queremos poemas, nuevos poemas.

Lagave: Tengo uno pero se parece a Mihaly Meszaros, por lo que creo que es mejor el ostracismo.

tino cassi dijo...

Cuando la vida sonríe y una dama rie
o dos vidas o dos damas

yo a veces reviso si no traigo
mis zapatos al revés

Saluts

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