Luego de servir el té de manzanilla con scones, más como un acto introspectivo que como una cortesía, Señora Gorda preguntó:
-¿Y qué opinan ustedes de Stephen King, ese genial escritor de terror?
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Las mandíbulas de los comensales detuvieron su mecánica fruición aniquiladora de biscochos. Argos y el escritor se miraron con el rostro cruzado por el espanto y luego, cual imágenes especulares, giraron hacia Señora Gorda, concentrando sus ojos opiáceos en su fláccida humanidad.
Con un salto enérgico el escritor se ubicó por detrás de Señora Gorda y haciendo un leve esfuerzo logro colocar su brazo por debajo de los pliegues de la papada lánguida y protectora.
Argos tomó la cuchara de té y apuñaló con un vértigo poseso similar al de los hare Krisna al tocar el tambor. Una, tres, diez, doscientos treinta y siete veces. Agotado se dejó caer en el sillón de dos cuerpos.
El escritor, sorprendido por la capacidad atlética que Argos aun poseía, no pudo reprimir la mueca de asombro mientras se sentaba a su lado observando el resultado:
-Che, ¿no habremos exagerado?
- ¿Te parece, mirá que dijo King y genial escritor en la misma frase? Y por ahí, si la dejábamos, andá a saber qué cosa más hubiera espetado.
-Ah, tenés razón, pero…
-Pero nada, hoy, en todo caso, hemos hecho buena literatura.
-¿Y qué opinan ustedes de Stephen King, ese genial escritor de terror?
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Las mandíbulas de los comensales detuvieron su mecánica fruición aniquiladora de biscochos. Argos y el escritor se miraron con el rostro cruzado por el espanto y luego, cual imágenes especulares, giraron hacia Señora Gorda, concentrando sus ojos opiáceos en su fláccida humanidad.
Con un salto enérgico el escritor se ubicó por detrás de Señora Gorda y haciendo un leve esfuerzo logro colocar su brazo por debajo de los pliegues de la papada lánguida y protectora.
Argos tomó la cuchara de té y apuñaló con un vértigo poseso similar al de los hare Krisna al tocar el tambor. Una, tres, diez, doscientos treinta y siete veces. Agotado se dejó caer en el sillón de dos cuerpos.
El escritor, sorprendido por la capacidad atlética que Argos aun poseía, no pudo reprimir la mueca de asombro mientras se sentaba a su lado observando el resultado:
-Che, ¿no habremos exagerado?
- ¿Te parece, mirá que dijo King y genial escritor en la misma frase? Y por ahí, si la dejábamos, andá a saber qué cosa más hubiera espetado.
-Ah, tenés razón, pero…
-Pero nada, hoy, en todo caso, hemos hecho buena literatura.
2 comentarios:
Ya creo que, además, han hecho algo bueno por la literatura...
Mua!
wow...que buen relato! tienes buena mano para esto.
saludos y felicitaciones
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