11 enero 2007

Cólera del Argos (Maldito Blog)

Una cosa en común tienen los blogs y las editoriales de autor: Han destruido la literatura.

No es novedad, pero el formato de la bitácora ha permitido que todo aquel que lo desee abra sus puertas literarias al mundo, aunque estas sean un eufemismo, una parodia insulsa del acto de escribir ¿Qué se encuentra en un blog promedio? Es difícil encontrar algo más que palabras vacías y autoreferenciales, sin trascendencia ni gusto estético. Hay excepciones –esta bitácora difícilmente sea una de ellas-, pero lo cierto es que escribir también es un arte, y no todos son artistas de las letras.

Lamentablemente hay quienes piensan que este formato es el paso próximo de la literatura hacia un futuro no muy lejano ¿Pero de qué vale ese paso a futuro si nos encontramos con millones de páginas dedicadas a la intrascendencia de la rayana mediocridad? En un futuro así, quizás Corín Tellado sería merecedora del premio Nobel de literatura.

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Es cierto, la literatura actual se encuentra en una crisis donde el arte agoniza en pos del negocio editorial. También son verdaderas las trabas que deben sortear los autores nóveles para poder publicar en un gran sello editorial. Teniendo en cuenta que gran sello editorial no significa, per se, masividad.

Literatura mala e irrelevante ha existido siempre ¿Sino cómo calificaríamos la obra de Paulo Coelho o de Stephen King? La problemática comienza cuando el bajo nivel comienza a ser la norma, cuando se adolece de facilismo intelectual, cosa muy común en el ámbito blogger y en las ediciones de autor; y cuando se confunde lo masivo con lo virtuoso. Aquellos dos escritores son en si masivos, pero carecen de todo tipo de atributo, haciendo un abuso arbitrario del vacío intelectual para suplir las carencias primordiales.

La propia virtud del formato de blog, la falta de impedimentos a la hora de publicar, funciona de lastre, como un nivelador negativo a nivel cultural. Esa potencial herramienta a favor de la escritura ha devenido en un funcionamiento a la inversa: el pérfido albur del imbecil*. Dentro de este panorama oscuro hay una nueva buena: estadísticamente la gran mayoría de los blogs no supera los tres meses y quedan allí abandonados –afortunadamente- en la nada. Puesto que cuando se adolece de ignorancia ¿de qué diablos se puede escribir? Solamente sobre lo ya escrito, con variaciones efímeras y chabacanas, como una demagogia cíclica y etcetérica.

Por todo esto, en general no suelo leer blogs… solo a veces, como una vacilación infinita de cierta esperanza embriagadora que a veces me aprisiona y luego, de manera espasmódica, me deja sumido en la depresión. Otras veces siento el asco profundo ante la imitación simiesca de la literatura (en cualquiera de sus ramas), y prefiero seguir leyendo a Chesterton, o a Nietszche. Lamentablemente en estos últimos tiempos comienzo a sentir la indiferencia atroz que aparece imperceptiblemente sobre esos graves vejámenes que vemos a diario.

*Imbecil: es un término de origen latino, etimológicamente “Imbecillis” el cuál se aplicaba a los débiles y/o enfermos. Luego, no es raro que en la actualidad se aplique como analogía a la debilidad mental.

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